En un entorno cada vez más competitivo, las organizaciones necesitan de varios factores para sobrevivir, y más importante aún, para sobresalir. Uno de los más fundamentales es la innovación, la cual permite generar un cambio dentro de las organizaciones, que lleve hacia la novedad y la potencialización en los procesos.
El surgimiento de la innovación depende de numerosos elementos que se deben encontrar y poder evidenciar en las organizaciones, para así llegar a hablar de una cultura innovadora. Cabe resaltar que este tema no se basa simplemente en realizar esfuerzos a nivel de tecnología y su implementación, sino en maneras diferentes de hacer las cosas, en soluciones distintas para problemas comunes y principalmente, desde el talento humano, en tratar de sobresalir entre los demás.
Andrés Carreño, profesional de desarrollo y formación de Great Culture to Innovate® Colombia, expresa que “la innovación es una forma de pensar y actuar de una manera diferente y eso se logra con múltiples percepciones, porque la forma en la que se lee el mundo depende de qué conocimiento y experiencia ha adquirido cada persona. Si eso viene desde puntos y momentos diferentes, la respuesta a las situaciones va a nutrirse a partir de las diferentes perspectivas”.
Dos de los factores más determinantes en este tema son la diversidad cultural y la inclusión, pues está comprobado que son impulsores natos de la innovación. Un estudio del Center for Talent Innovation revela que los equipos que son diversos culturalmente tienen un 158% más de probabilidad de innovar de forma efectiva. Lo anterior es constancia de que en un ambiente diverso, las personas no se sienten obligadas a encajar, por lo que pueden actuar libres y sin ataduras y esto además, despierta su creatividad y espíritu innovador.
El mundo actual se encuentra cada vez más conectado, por lo que es normal que en las compañías convivan personas diversas y con distintas culturas. Lo anterior, a consecuencia de que las costumbres son muy distintas en las diferentes partes del mundo, y es de grandes empresas aceptar estas diferencias culturales.
Un empleado de Google cuenta una historia que deja en evidencia la libertad de acción que existe en las mejores compañías, para que los colaboradores sean ellos mismos sin importar las culturas de las que provienen. Este cuenta: “esta mañana yo estaba dirigiendo una reunión global, en la cual teníamos personas de todos lados. En una pared se podía ver todas las imágenes porque estábamos en videoconferencia. Estaba esta persona de la oficina de París que se encontraba en la llamada, y una de sus compañeras de trabajo llegó, ella probablemente no sabía que estaba en una videoconferencia. Ella le dió un beso de despedida y de repente las personas se detuvieron porque vieron besos en las pantallas. Hicimos gracia de ello y yo dije que me lo perdí, por lo que pregunté si podían hacerlo otra vez. Él la llamó de nuevo, ella llegó, lo hicieron de nuevo y saludó a la cámara. A las personas les causó gracia y siguieron adelante. Yo solamente uso este ejemplo para mostrar que hay un aspecto irreverente que es muy refrescante y muy bienvenido. Al final del día, solo somos humanos viniendo a trabajar y traemos toda nuestra humanidad al trabajo. Eso trae mucha diversión al lugar de trabajo”.
Mientras que el estándar cultural de besarse al despedirse no aplica en todas partes, la habilidad para aceptar las diferencias en dichos estándares es una nueva frontera para la diversidad en las organizaciones. Con la existencia de esta aceptación, y mediante la credibilidad y el respeto, se crea justicia, lo que permite que las personas sientan que factores como la nacionalidad , el sexo, la edad, la raza, la preferencia sexual y demás, no son importantes para su desempeño.
En definitiva, dentro de las organizaciones de hoy, la diversidad debe ser vista como una oportunidad de crecimiento y no como un problema que debe ser solucionado. Es por esto que para una excelente gestión de la cultura, dentro de los procesos organizacionales deben existir diálogos sobre diversidad e inclusión. Al despertar el interés en los espacios de trabajo, naturalmente se evidenciará un crecimiento en el mercado y una clara ventaja competitiva.